Por lo visto en la clase creo que a este cuento podría colgarsele el epíteto de Tragicomedia ya que se desenvuelve de una forma no realista. Sus cuatro personajes son en realidad bastante simples, sólo tres tienen "voz", el último, la mujer del tipo de la sala de espera, es meramente referencial. Pero en cuanto al conflicto, creo que es complejo. El tema aquí es la alienación del empleo, la disolución del hombre, al menos de lo "humano" en él, la indolencia instrumental, no lo sé, quizás el conflicto no es que el personajo sea miserable tanto como cuando no tiene trabajo, como cuando lo encuentra y es brutalizado, ni siquiera la búsqueda del trabajo en sí, sino el hecho de que el hombre de la sala de espera se de cuenta, pero no "pueda" hacer nada más al respecto. Esta es quizás la perspectiva que podría -al menos debería- adoptar el lector.
Podríamos aplicarle algunas de las funciones proppianas, aunque no son del todo claras y delineadas, están más bien implícitas, o latentes, pueden -o no- aplicarse (como a casi cualquier historia por muy supuestamente enrevesada que sea, Chelis y yo las aplicamos a Pedro Páramo... quizás lo único
improppiable sea el absurdo):
La Función I, alejamiento. Se cumple con el hecho de que Oliverio haya sido corrido del trabajo, en vez de que sea uno de los otros miembros "de la familia" el que se aleja, es él que se aleja de la familia, pero se provacan las mismas consecuencias, se guardan las mismas implicaciones.
La Función II, prohibición. Se cumpliría más bien en su forma inversa, que es la propuesta. Aquí se cumple con la oferta del periódico, el anuncio del trabajo, que el personajo sigue.
La Función III, transgresión. Bueno, aquí pasa lo mismo, Propp establece que la función II y III, constituyen un elemento doble, como estamos en la forma inversa de la prohibición, de igual modo, en vez de prohibición hay ejecución de la propuesta, porque el personajo acepta la oferta del periódico.
La Función IV, interrogatorio. Esta función obedece a la introducción de un nuevo personaje dentro de la historia, el agresor del protagonista, que corresponde a la Gorda hosca, aunque no hay precisamente una pregunta, sí hay una "conversación", emprendida por el agresor que sirve para que comience el "engaño" para dañar al personajo, por lo tanto corresponde al segundo tipo de la función.
La Función V, información. El agresor recibe respuesta a "su pregunta", en este caso la respuesta del personajo es la acción de entrar al domicilio de la Gorda, que sirve de igual modo a ceñir más la red del agresor, a poner al personaje más a su merced.
La Función VI, engaño. El agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes. En este caso el engaño funciona como la contratación y envío al patio del personajo por parte de la Gorda. Es la primera forma de engaño, la persuación.
La Función VII, complicidad. El personajo se deja engañar y ayuda al ir al patio a su enemiga, a pesar de él mismo.
Estás siete funciones primeras son las que Propp reconoce como la parte preparatoria del cuento, cuya intriga será reanudada en el momento de la fechoría.
La Función VIII, fechoría. El tipo de fechoría aquí corresponda a la número Seis, El agresor hace sufrir daños corporales. La Gorda hosca, sabe lo que le depara al personaje al ir al huerto a ejercer su trabajo, el ataque de los cuervos. Aunque quizás no le importa de manera particular, es una mala más indolente que cruel.
La Función XIX, mediación. En esta función de lo que se trata es de que aparezca el héroe -buscador-, quien se entera de la fechoría, aquí el tipo concreto de la función se torna un tanto confuso, porque el héroe es testigo de la desgracia, así que podría ser del tipo tres, El héroe se va de su casa, sobre todo porque en este tipo es una decisión personal sin intervención de otro personaje mandatorio o suplicante.
La Función X, principio de la acción contraria. Constituye el grito interpelatorio del hombre de la sala de espera.
La Función XI, partida. Es cuando el héroe sale de su ámbito doméstico en busca de la víctima, aunque aquí podría ser, aunque supondría una anacronía -un tanto contradictoria- el momento en el que el hombre ingresa a la sala de espera.
Los elementos ABC^ representan el nudo de la intriga. Sin embargo aquí rompo la ruta del héroe, porque no habrá prueba del futuro donante, ni reacción del héroe, ni recepción del objeto mágico, ni desplazamiento, ni combate, ni marca, ni victoria, ni reparación del daño inicial. Cesasan las funciones para dar lugar a una sentencia que clausura abruptamente la cuesta del héroe, al imponerle un destino indefectible -casi trágico, aunque te burles Carlos Hugo, en el sentido ático- a nuestro personajo. Se cuelan la fatalidad y el absurdo, y pues más nada...
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